Opinión
Y la PNP también

Humalismo sigue capturando altos mandos de instituciones tutelares del país.
Mientras el conjunto de sectores informados no termina de procesar las extrañas movidas y ascensos en las Fuerzas Armadas —y en particular el Ejército, donde cuatro integrantes de la promoción del presidente Ollanta Humala ya están como generales de División, además de que el recientemente designado Comandante General es hermano del titular del Comité Electoral del Partido Nacionalista—, un nuevo zarpazo palaciego de año nuevo aviva la alerta nacional.
Esta vez se trata de la Policía, donde —según información de varios medios— no solo han sido ascendidos al máximo grado de Teniente General un primo de la primera dama y el cuñado del viceministro de Orden Interno del ministerio del Interior, sino también al grado de General dos coroneles a los que se les atribuye “acciones distinguidas” sin que sus actos se ajusten a los parámetros merecedores de tal distinción.
La evidente atención y manipulación que realiza la pareja presidencial en estas instituciones tutelares de la defensa y el orden público ya debería preocuparnos con creces. No son casuales y obedecen a un plan estructurado cuyo fin todavía no alcanzamos a debelar en toda su magnitud.
Más extraño aún que lo hagan en su momento político de mayor debilidad que —como lo advertimos hace tiempo— los convierte en los personajes públicos más peligrosos para la estabilidad democrática y la transición ordenada del poder a la que aspiramos. Ojo, mucho ojo con estos despropósitos.
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