Opinión
Y en estas épocas de zozobra, ¿dónde están los gremios?

Lava Jato: con la tibieza exhibida por el presidente de la Confiep no llegamos a ninguna parte.
Leo las declaraciones del presidente de Confiep para Perú 21 de hace unos días y lo primero que pienso es que con esa tibieza no llegamos a ninguna parte. Me bastaron cuatro respuestas para confirmar con creces mi primera impresión: (i) “Espero que PPK vaya a la Comisión Lava Jato”; (ii) “Creo que el país está parado por los escándalos de corrupción que estamos viviendo”; (iii) “Seamos justos. Si el presidente Kuczynski ha actuado en la época que fue ministro, es otro asunto. En todo caso, no se ha coimeado al presidente, no seamos injustos”; (iv) “El tema político, evidentemente, no contribuye a mejorar el ambiente de inversión. El presidente, el Congreso y el Poder Judicial deben actuar mucho mejor”.
Palabras como creo, espero y quizás no deberían formar parte del vocabulario del presidente del gremio más importante del país. Carecen de la firmeza, fuerza, y contundencia que el cargo demanda. Los tiempos han modificado el rol de los dirigentes gremiales: ya no se trata de actuar reactivamente y con timidez, sino que tienen que anticiparse. Nadie dice que sea responsabilidad de la empresa privada suplir las deficiencias de la gobernanza pública, pero si es de esperarse su capacidad para marcar un derrotero (especialmente en épocas de zozobra como las actuales).
La absoluta neutralidad política es indispensable; especialmente cuando se trata de dar opinión sobre temas sensibles o bajo investigación en curso. Sus amistades y pareceres tienen que reservarse al ámbito privado, porque las instituciones no deben contaminarse. En este caso quedó como defensor de oficio de su amigo PPK.
El tema político es insostenible y, desafortunadamente, está muy atado a la economía. Además, los años electorales siempre son complicados para la inversión —en especial, la minera— por la cantidad de advenedizos charlatanes que capitalizan la debilidad del Gobierno y por el sinnúmero de promesas incumplidas. Me pregunto: ¿cuál ha sido el aporte de la Sociedad de Minería para garantizar una privatización exitosa de Michiquillay este 20 de febrero? Si hubo alguno, no ha tenido difusión. Luego me pregunto: ¿dónde están los gremios? En su burbuja, haciendo más de lo mismo.
Sin animus jocandi, pienso que no sería una mala idea si los presidentes de nuestros gremios se capacitaran con los poderosos sindicalistas argentinos: no por su dureza o su capacidad para eventualmente destruir valor en la economía, sino por su habilidad para sobrevivir a dictaduras, olas neoliberales, crisis económicas y para conservar intacto su poder y capacidad de generar cambios.
Necesitamos que nuestros gremios tengan ese mismo apetito de consecución de objetivos. Hoy, más que nunca, deben ser los protagonistas y marcar alguna diferencia.
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