Opinión
¿Y cómo lo hace, doña Nadine?

Los gastos en joyas y vestidos no son los únicos por explicar.
Con el afán de limpiar su imagen de frívola, Nadine Heredia se esfuerza por atacar al Congreso, denunciar campañas de demolición, hacerse la víctima y mostrarse ante cámaras con disfraz de campesina para tratar de reflotar su figura de “mujer de pueblo”.
Nadine sabe que no le queda otra. Acallaría todo respondiendo con la contundencia de la transparencia de sus cuentas personales. Pero sabe que eso es imposible, pues no solo es por los ya conocidos lujos que tiene que responder esta “señora de clase media acomodada”, como la describen sus incondicionales. Un ejemplo son los gastos en que incurre con el colegio de sus menores hijos, uno de los más caros de Lima. Los Humala-Heredia gastarían más de 80 mil soles anuales solo en pensiones y matrícula, más allá de los 6 mil dólares de cuota de inscripción de cada uno. Fuera por supuesto de los gastos colaterales que supone estar en un colegio top.
Desde luego que resulta magnífico que estos padres se preocupen por la mejor educación para sus hijos —aunque no sea tan “nacionalista” la educación que deben recibir en un colegio tan cosmopolita y globalizado— pero da para pensar cómo se puede costear, desde una posición de “clase media”, este tipo de educación top junto con una vida glamorosa de Prada y Cartier. ¿Nos podrá dar la receta, Doña Nadine?
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