Opinión
Vuelve la confrontación

Disipado todo asomo de solidaridad política, la oposición vuelve a cuestionar (con sobrada razón) a los ministros de PPK.
Con las inundaciones secas, con el dengue mermando y la precariedad convertida en cotidiana para miles de damnificados, el gobierno y la oposición vuelven a la cotidianeidad y no se vislumbran buenos tiempos. Parece que todo sentimiento de solidaridad política se ha secado también. Y, por si fuera poco, está fresco el desaire que para los fujimoristas ha representado el manoseo político del indulto a Alberto Fujimori.
El presidente se ha apresurado a decir que quiere sacar adelante el aeropuerto de Chinchero, lo que supone santificar la cuestionada adenda. Y aún seguimos esperando la opinión del Contralor. Se prenden nuevamente todas las alarmas y lo más probable, como se ha comentado, es que a Vizcarra lo cambien de cartera para ahorrarse la interpelación. Pero el presidente quiere ese aeropuerto, de modo que ahí no terminará el pulseo.
Ese escenario, el del aeropuerto y la cuestionable adenda, estaba marcado para albergar la confrontación y sin embargo ha sido adelantado por otro escenario que nadie esperaba: el del cuestionamiento al ministro del Interior por la marcha del MOVADEF. Increíble.
Claro que no son satisfactorias las explicaciones del ministro del Interior. Claro que resulta patético ver a un ministro y a un jefe de la Policía declarar exactamente lo contrario. Pero si resulta que la fachada de Sendero golpeó al ministro, ¿es preciso golpearlo nosotros también? Eso levantaría la moral del remanente senderista.
Cualquiera diría que es el momento ideal para materializar un recambio ministerial que se caía de maduro hasta que empezó el diluvio. Está bien que todos los ministros hayan subido unos puntachos tras poner el pecho a las inundaciones, pero ninguno tiene una aprobación mayor que su desaprobación.
Ese gabinete —al que alguna vez obligó a hacer ejercicios para demostrar su mando ejecutivo y el apego al buen estado físico— hace tiempo perdió la forma, señor presidente. Usted debe pensar como gerente.
Los que no lo están haciendo bien o se encuentran cuestionados deben dar un paso al costado. Y muchas veces para protegerlos, como es el caso de Vizcarra, el posible migrante a ponerse otro fajín. O el propio Basombrío que podría tranquilamente pasar a ser su asesor en temas de seguridad, como lo fue Otárola de Humala.
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