La figura navegante de El Resplandeciente se evoca con gusto de cara a un repechaje allende las aguas del Pacífico.
Todas las semanas vemos equipos que van por un empate, porque ese resultado les favorece, y no pasa nada.
La selección peruana nos ha demostrado que el trabajo duro, la disciplina, el esfuerzo y la unidad pueden dar frutos, y todo eso trasciende al fútbol.
Breve crónica de cómo se produjo el cambio de rostro de nuestra selección, hoy iluminada por el Orejas y su sonrisa mochica.
El empate puede llevarnos a Rusia si derrotamos el martes a Colombia, con el retorno de la Sombra, Culebrita y Aladino.
Hay que anotar el excelente planteamiento defensivo de Gareca basado en la serenidad y seguridad de un conjunto evidentemente afiatado, que contó con un arquero inmenso...
¡La Tía María viene cargada de plata para quedarse!