Opinión
Salas de emergencia

"Procura investigarme más y no reparo en lo que te haré"
Alterando uno de los estribillos emblemáticos del dominicano Jandy Feliz, Ollanta Humala podría haberle cantado al oído al renunciante procurador Christian Salas: “Procura investigarme más y no reparo en lo que te haré”.
Las razones de la dimisión no están claras pero todo indica que hubo presiones del Ejecutivo (¿ordenadas por el presidente, materializadas por el ministro Figallo?) para que Salas dejara de meter sus inoportunas narices en el caso Belaunde Lossio, que fue, por cierto, el último tema que abordó públicamente antes de marcharse.
A qué otra cosa sino a un conjunto de fuertes coerciones políticas se podía haber referido Salas el sábado cuando afirmó que dejaba una institución sólida pero “odiosa” en un “contexto adverso”. Vamos: esas no son las cordiales palabras de despedida de alguien que tiene “proyectos personales que retomar”, como ha indicado el titular de Justicia, esperando ingenuamente que le creamos.
Nadie acepta un cargo complicado pero digno como la Procuraduría Anticorrupción para abandonarlo a los ocho meses. Mínimo, hasta por un tema de currículum, completas el año. Así que el cuento de que al chico le aparecieron mejores planes laborales en el camino no se lo traga nadie. Hay que leer entre líneas esos “odios” y esa “adversidad” subrayados por Salas. No son términos gratuitos. Son claves sembradas, exigiendo una interpretación de parte de los ciudadanos. Esta es la mía: Salas no se fue, lo fueron.
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