Papá se las sabe todas

“Ni he comprado la tumba ni me encuentro en vías de momificación”, clama Alberto Fujimori desde su encierro en el fundo Barbadillo. Y remata, como para que no queden dudas: “Yo soy líder del fujimorismo”. Su declaración no busca el aplauso de sus seguidores, como muchos piensan, sino ser procesada internamente por su hija y candidata a la presidencia, Keiko Fujimori, a quien asesores y voceros tienen por número uno ante los medios.

Lo que el expresidente intenta es presionar a su hija para que esta preste oídos a sus reclamos y otorgue una mayor preeminencia en su entorno a los “albertistas”, dirigentes fieles a él y que hoy, como en la campaña de 2011, se ven postergados por Keiko.

En ese contexto de pugna soterrada es que debe leerse esta declaración escrita, la misma que lo único que hace es complicar cualquier intento de apertura hacia espacios no fujimoristas -la “desalbertización” de la que tanto se habla-, esencial para el 2016 y para no repetir la experiencia anterior. 

Alberto Fujimori lo sabe. Por eso, mientras un acuerdo padre-hija no se haga efectivo él seguirá en actividad, complicando sus días. Solo cuando haya humo blanco, Alberto “pasará al retiro”. Esa es la estrategia pues, como debe haber notado Keiko hace rato, este papá se las sabe todas.