Opinión
“La naranja borracha”

Los colaboradores de Keiko Fujimori protagonizan escándalos que los acercan a lo más negativo de su pasado reciente.
¿Puede haber “borrachitos de poder” —Isaac Humala dixit— aun sin haber llegado al poder? Ese parece el caso de varios colaboradores de Keiko Fujimori, quienes celebran su cómoda ventaja en las encuestas mientras protagonizan escándalos que los acercan a lo más negativo de su pasado reciente. Es decir, cuando fueron gobierno en los 90.
¿Exagero? Qué se puede pensar sino del reciente viaje de seis parlamentarios “naranjas” a Puno para participar en un mitin y bailar para su lideresa haciendo campaña con fondos públicos (el Congreso pagó sus pasajes aéreos y, aunque ayer anunciaron la devolución del dinero, el daño —cuando no el delito— ya está hecho).
Pero eso no ha sido todo: días atrás las autoridades apresaron al joven alcalde fujimorista de Puerto Supe (Barranca) por pedir sobornos y la propia bancada suspendió, por haber “recortado” el sueldo de sus trabajadores, a la parlamentaria María Cordero Jon Tay (Tumbes), que sigue siendo investigada.
Y para rematarla, aunque en un registro netamente político, Martha Chávez afirmó que durante el quiebre democrático del 5 de abril de 1992 el periodista Gustavo Gorriti no fue secuestrado por las fuerzas de seguridad golpistas sino que terminó tomándose un cafecito en el Pentagonito. El comentario causó revuelo en las redes sociales y no para felicidad de la causa keikista.
¿Es así como piensan atraer nuevos votantes? ¿Podrán estos voceros convencer a los electores de que el fujimorismo merece una nueva oportunidad y que son mejor que el resto? Keiko andará primera en los sondeos, pero sus competidores observan complacidos.
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