Opinión
La “alta valla” para el Mudo

Ante el hartazgo de los limeños, estos son los desafíos que no pueden esperar.
Al acercarse el momento en que Susana Villarán deje el cargo que hoy ostenta inmerecidamente, va quedando más claro qué quiso decir con eso de que le dejaba una valla muy alta a su sucesor.
Y es que a la cantidad de obras inconclusas que está generando un caos generalizado en todo Lima — desde la Costa Verde hasta Lima Norte y Sur—, una situación que rapidito nomás los limeños exigirán resolver al propio Castañeda, se sumarán los destapes de desbalances financieros en la Caja Municipal y el sospechoso entuerto de la intromisión del hermanísimo de la alcaldesa en presuntos negociados para el nuevo mercado de Santa Anita. Ni qué decir de los contratos de concesión de los dos proyectos viales más importantes del país, ambos con participación directa de la administración de Villarán, que vienen comprometiendo sucesivas y aceleradas alzas de peaje.
No olvidemos el renovado problema de los ambulantes, los juicios contra la municipalidad y, ya que hablamos de vallas, consideremos también aquella enorme levantada por la nueva burocracia contratada por la alcaldesa y que queda para que Castañeda vea cómo se las arregla. Además, para subirle aún más la dificultad, ahora resulta que sus gerentes dilatan con maniobras la transferencia a la nueva administración.
Sí, definitivamente el Mudo tendrá la valla muy alta.
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