Opinión
Keiko: un caso para Human Rights

Este es un caso típico de sentencia previa para escarmentar aunque sea unos años a la "enemiga pública número uno" de cierto sector de la política peruana, a falta de razones jurídicas y de argumentos lógicos.
El caso de Keiko Fujimori es uno que se estudiará mañana en los cursos de derechos humanos. Está armado sobre un castillo de naipes (el lavado de activos y la organización criminal) que muy probablemente el Poder Judicial termine desechando. Mi hipótesis es que esa es la razón por la que los fiscales tienen esa fijación para que la señora Fujimori vaya presa sí o sí por adelantado. Un caso típico de sentencia previa para escarmentar aunque sea unos años a la “enemiga pública número uno” de cierto sector política peruana, a falta de razones jurídicas y de argumentos lógicos.
El sistema penitenciario acaba de ser declarado en emergencia. Entre diez a doce mil prisiones preventivas al año son las que piden los fiscales y concede el Poder Judicial. De esas, más de la mitad sale libre al año porque se cumplió el plazo para acusar y la Fiscalía no lo hizo. El caso de Martín Belaunde Lossio, que pasó CINCO AÑOS en la cárcel sin acusación y que acaba de ser liberado por exceso de carcelería es un claro ejemplo de ello. El de la exvoleibolista Jessica Tejada también.
Jorge Cuba y Edwin Luyo, los primeros en caer por la trama de Odebrecht por el caso Metro 1 de Lima pasaron 30 meses en la cárcel con prisión preventiva y ya se determinó que se varíe la orden por la de comparecencia restringida. En este caso el Equipo Especial Lava Jato también pide 25 años de prisión para los exfuncionarios apristas, pero en casi tres años no ha podido presentar la acusación. Es lo mismo que quieren hacer con Keiko Fujimori, con la salvedad inmensa de que ella nunca ha sido gobierno ni funcionaria a cargo de fondos públicos y, por lo tanto, no puede haber recibido soborno alguno.
Es increíble que la fiscal de la Nación respalde a estos dos irresponsables. Pero así es. Solo hay que apelar a que los jueces tengan un poco de sentido común para que la ordalía y el tribunal de la opinión pública no se consagren en el Perú: digan lo que digan los pasquines, los opinólogos baratos y los que se rasgan las vestiduras por la “verdad” cuando no la ven aunque la tienen en sus narices.
Foto: www.misesreport.com
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