Opinión
El reglaje

No por la denuncia del ministro Nieto debemos pasar por agua tibia a su secretaria general, María Ferruzo.
El ministro de Defensa, Jorge Nieto Montesinos, ha destapado una verdadera caja de Pandora al sostener que ha sido objeto de un “reglaje” por parte de una mafia enquistada en el sector de su dirección. Mafia que, según dice, sobrevive desde los tiempos en los cuales imperaba la voluntad de su pariente, Vladimiro Montesinos Torres. Ha dicho también que esa práctica se extiende a otras carteras del Poder Ejecutivo y contra diversos funcionarios públicos, no solo de este gobierno sino del anterior.
Hay dos implicancias que derivan de lo manifestado por el ministro. Una, la necesidad de probar la existencia de tales mafiosos en el aparato estatal sindicándolos con nombre y apellido y el modus operandi que emplean. Otra, la suerte del Gobierno colgada de un hilo por la grave amplitud de la denuncia, magnificada solo para salvarle el puesto a la secretaria general del Ministerio de Defensa, María Ferruzo.
En verdad, resulta inverosímil que dieciséis años después de la caída del exasesor de Alberto Fujimori, aquel mantenga amigos cercanos en el despacho de las armas sin que militares víctimas del aparato montesinista (como Walter Ledesma, Marciano Rengifo, Roberto Chiabra o Daniel Mora) y civiles avispados con ránking de ejercicio antifujimorista (como David Waisman, Aurelio Loret de Mola, Ántero Flores-Aráoz, Allan Wagner, entre otros) hayan podido desmontar el supuesto andamiaje mafioso cuando fueron ministros de Defensa.
Es más creíble apuntar a una burocracia reactiva y afectada por decisiones fastidiosas de la alta dirección. Alguna de ellas puede que también sea politizada. Hoy con las aplicaciones tecnológicas, pescar —a través de una fotografía o video— in fraganti en una conducta cuestionable o semidelictiva a una personalidad pública no requiere mucha sofisticación ni un aparato monumental. Lo de Pedro Cateriano y la famosa (como sospechosa) “luz verde” sí parece algo más organizado por tratarse de una interceptación telefónica. Como lo fue el potoaudio de Lourdes Flores y Xavier Barrón.
No por esto debemos pasar por agua tibia ni victimizar a la señora Ferruzo, cuya situación se complica por haber inducido a error al ministro Nieto, haciéndole decir en RPP que ella no guardaba parentesco (lo de no ser primo hermano es una sutileza) con el recién nombrado viceministro de Políticas para la Defensa, Fernando Ordóñez. Una mentira que el programa “Panorama” desvirtuó por completo el domingo.
Ferruzo y todas las arbitrariedades que se le atribuye no merecen arrastrar a un gobierno recién recuperado en el afecto popular al filo de la sospecha de nepotismo y de otras barbaridades. Debe renunciar de inmediato.
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