El “pretexto Keiko” para deslegitimar la elección

Hoy el Jurado Electoral Especial de Lima ratificó la no exclusión de Keiko Fujimori del proceso electoral. Previsible. Porque era un disparate pretender que la puntera de la carrera electoral desde hace tres años fuera defenestrada a casi una semana antes de las elecciones por un hecho que, en el mejor de los casos, es opinable y no flagrante.

En otras palabras, de lo que se acusa a Keiko no hay certezas. El hecho reportado de la supuesta entrega de dádivas no puede demostrarse “más allá de la duda razonable”. Punto: ahí muere todo. La prueba tiene que ser indubitable. Y no lo es.

Por supuesto, esto los sabían los abogados como Malzon Urbina y Heriberto Benítez, “figurettis” consagrados y entusiastas que no dejan pasar oportunidad para “estar en la movida” a pesar del profundo desprestigio personal que arrastran. Y lo saben los políticos que hoy se espantan y que claman, junto a los anteriores, por “limpieza” en el proceso electoral. Pero igual hicieron su chilla, para quedar como víctimas y así poder acusar al JNE sin reparar en el daño institucional a la democracia.

¿Cuál es el trasfondo de todo este tinglado? Pues desprestigiar el proceso y hacer parecer a Keiko como “favorecida” por debajo de la mesa. El objetivo, lógicamente, es reducirle el voto para impedir que crezca hasta poder ganar en primera vuelta. Y con ese desprestigio, buscan además deslegitimar a Keiko en el peor caso de que fuera elegida. Una acción táctica que se complementa con la otra, preparada en forma de chantaje de turba para el próximo 5 de abril. Más claro ni el agua.