Cateriano: una cajita de sorpresas

El nombramiento de Pedro Cateriano como primer ministro ha sido una buena jugada. Los pronósticos apuntaban a que continuaría con su estilo confrontacional y agresivo, por lo que su elección para el premierato sorprendió a muchos. La gente estaba cansada del fuego cruzado entre políticos. Se necesitaba tender una rama de olivo, pero una movida como esta no parecía apuntar en esa dirección.

Sin embargo, Cateriano ha entendido la importancia de conectar con la población y se ha convertido en otra persona, dejando atrás al tuitero furioso que despotricaba varias veces al día contra Alan y Keiko. El nuevo premier ha logrado que los escándalos de su antecesora —léase DINI o pañales— se enfoquen en personas y no en el gobierno entero, y ha conseguido poner paños fríos a meses de tensión creciente.

El primer beneficiado es Cateriano, pues se convierte en una figura política con peso propio —que podría encabezar la lista parlamentaria oficialista—, pero también gana cierto sector de la oposición. En este caso, el que mejor provecho ha sabido sacar es quien fuera su archirrival, Alan García, que recibió con sonrisas a su enemigo y aboga por darle el voto de confianza, mientras Keiko simplemente no la vio.