Opinión
Así se comporta un dictador

"No estoy contento con los resultados que está mostrando [el Parlamento]" dice con prepotencia Martín Vizcarra avalado por una prensa permisiva que le va haciendo la "camita" para su disolución.
“No estoy contento con los resultados que está mostrando [el Parlamento], pero parece que esa fuera la forma de trabajar del Congreso, que avanza lento y cuando está por vencerse el plazo ahí acelera su discusión”, manifestó Martín Vizcarra en una entrevista en el programa “Cuarto poder”. Según El Comercio, el presidente de la República “consideró que a más de un mes de aprobada la confianza que planteó el jefe del Gabinete Ministerial, Salvador del Solar, el Congreso debería tener un mayor número de proyectos aprobados”.
Vizcarra se refería a las iniciativas de reforma constitucional y modificaciones a leyes orgánicas sobre el sistema político. Sin ninguna atingencia ni observación por parte de sus interlocutores periodistas en la entrevista, el presidente se despachó como lo haría un dictador que considera que la representación nacional es un apéndice de su gobierno al que le puede marcar el paso y la pauta como lo haría con un ministro y que, por lo tanto, puede perder su confianza en cualquier momento y ser destituido y reemplazado por otro.
Pero el Congreso no es un ministerio de Martín Vizcarra ni este tiene ningún derecho a exigirle plazos perentorios para discutir y menos aprobar asuntos tan delicados como reformas constitucionales, nada menos. La demagogia y el populismo de Martín Vizcarrra son los mismos de cualquier dictador populista, que exige “celeridad” aunque sepa muy bien como son los mecanismos que rigen en un Congreso de cualquier parte del mundo.
En las dictaduras los congresos se convierten en una parodia o pantalla “democrática” para legitimar al mandón de turno, pero su fin no es otro que el que hoy afirma Martín Vizcarra, sin ningún tapujo ante sus complacientes periodistas: “Mande usted, señor presidente”. En ese tipo de “Congreso” el debate es una farsa, como lo quiere Vizcarra, y es por eso que el mandón no se explica por qué demoran tanto en discutir y aprobar su voluntad.
Para mí resulta claro que con cada intervención el presidente democrático se vuelve cada vez más antidemocrático avalado por una prensa permisiva que le va haciendo la “camita” para la disolución del Congreso.
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